lunes, 17 de diciembre de 2007

Alrededor de la Plaza Mayor

De los altos relojes
los ángeles callan
para anticipar... Pastel verde
a su servidor...

Un lado
delante
o
la esquina amarilla...

Un ave
busca una bandada...

Los espías
vienen con el
celeste céfiro...

¡Virar!
El cielo ha vuelto a dar
el diezmo a la política central
y a las mujercitas
de alas marchitas.

Zona de bricher@s, pirañitas, desempleados económicamente activos, cafichos y recién bajaditos (a los que me sumo), La Plaza Mayor o Plaza de Armas de Lima alberga como en una Torre de Babel a los singulares prototipos de seres verosiblemente humanos.
En un punto no fijo nos situamos para divisar lo que pasaba alrededor -en tan sólo un minuto- : La Catedral, el Club de la Unión, la Municipalidad de Lima, la fuente de agua (fungiendo como eje a los multioficios en ella) y parte de la Casa de Pizarro o Palacio de Gobierno, donde complacido Alan García y su panaca retaceada habitan sin percance de melodía proveniente de cualquier sindicato.
Una afición poco desempeñada, de baratos recursos, un domingo extrafamiliar escapé de las reglas y decidí dejarme llevar por aquel manto -no sé si ancestral o no- de bella sutileza que contrae estar parado allí. En tonos diferentes, el cielo fue mi otro cómplice para aplicar un extraño mundo a los que circundaban y andaban bajo el sol que rara vez está asomándose estos días.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Nova

Plusmutuas golondrinas

Plusmutuas golondrinas
vienen revoloteando el océano,
Índico indicio,
complaciente subyacer de las
señoras enmudecidas
en el ceño engañoso
de las falsas mentiras.

Ringleras mestizas
beben sus tías,
en hechizo nocturno
dándole vuelta
a la proximidad del trópico
ventarrón de luz.

Plusmutas golondrinas
en añiles agonías por pábulo
dejan atrás el misterio del rictus
perteneciente al combate de alta mar,
por donde caen,
por donde nacen,
por donde caen,
por donde nacen
las melodías en su litera sangrante.


No es la competencia a El Poediario, simplemente que la poesía ha vuelto a tomarme como su presa trémula ante sentires que me hacen recordar: "no todo estaba a punto de caer por la borda de los sueños", sino sentirme camelado por la belleza de los sentires agridulces de ahora, sensato sentir, lo adoro.

Este poema en especial se lo dedico a José María Eguren por nutrirme en sus formas de apariencia blanca y de esencia negra.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

La mirada del halcón

La virtud del momento es que aquello se hace eterno tras los arcos de nuestros ojos... aunque sea sólo para ser añorado luego.

Es cuando tengo más ansias de alimentarme de la nada, por más que busque y rebusque entre mis entrañas, algo tengo. Tal vez siento la pesadez de extrañar al ser o simplemente me dejo ahogar en la luz del deseo irreversible.
Volví a recoger las partículas que andaban disueltas por ahí, aquellas partículas entregué, ahora simplemente estoy dejándome llevar por los cantos del verano, no sé qué vendrá, sólo siento que necesito muchas cosas de su cuerpo, muchas cosas de sus palabras, muchas cosas de su abrazo, muchas cosas para volverme a sentir así.

Un InterMedio cinco a El PoeDiario.

Mi vicio...

¿Jugamos Ping-pong?