No es la primera vez que una infinidad de jóvenes reciben con un gran rictus a sus cantantes favoritos ya que esta estructura histórica también se pudo ver en años anteriores. El 85’ del siglo pasado, Charly García puso el fuego suficiente para hervir los ánimos de la juventud de aquella época en La Feria del Hogar. En el mismo lugar, el 5 de agosto del 97’ los hermanos Servando y Florentino hicieron del delirio un paroxismo entre sudor y ojos lacrimosos de sus fanáticos (en su mayoría mujeres) como ha sido el caso con los hermanos Jonas.Es indudable que existe algo en común entre estos tres tiempos: la efervescencia juvenil caracterizada por esa entrega exclusiva de una fan enamorada. Esto debido a nuestra cultura latina que nos diferencia –poniendo como ejemplo– de la europea: esa calidez única para recibir al extranjero.
Muchas madres sustentaban el apoyo a sus hijas basándose a experiencia propia porque en su momento no pudieron ver a sus ídolos en plena cúspide, y es cierto –aunque no quiero pecar de pájaro de mal agüero–, en el caso de los Jonas Brothers su futuro más cierto es envejecer, pasar de moda y sumergirse entre lo efímero. No será lo mismo después.
Así que sigamos viviendo de la vitalidad de las jovenzuelas sumergidas en su carpe diem, porque tal vez sus corazones algún día envejecerán.










