lunes, 28 de septiembre de 2009

Placer poluto

De la cama ha brotado, necesito averiguar por qué se ha vuelto a originar aquel dolor en la zona del hígado, es urgente, está acrecentando y se expande. Me desespera. He comenzado a sudar, tengo miedo, las premociones desde hace dos semanas me toman muy fuerte, voy a morir, irremediablemente lo haré, no sé exactamente cuando y hasta tengo temor al escribir esto porque es como si estuviese alistándome para irme a la otra… la otra hoja.

En las mangas de lo no real, estuve suspendido entre torrentes de sangre, aplastando entre glándulas y membranas, frente a frente: él, el hígado; yo, la polución. Quizás así pueda separar y olvidar el dolor que estoy sintiendo.
Recibiré todas las condenas a cambio del placer poluto que otorgué ¿no puedo cambiar eso? Antonio Machado, ayúdame. Sartre, aléjate de una vez. Eros, vete. Tánatos, ¿qué esperas?

He estado escribiendo orientado a la vida finita, me he tomado en serio ese papel.
Mañana cambiaré de pensar, repito tantas veces antes de dormir. No da resultado.
Me he vuelto a enamorar, me descontrola, me ayuda a alejar esos pensamientos sucios por algunos momentos, no por todos.
Están confabulando las cosas –por no decir cuestiones del azar– que preveo una gama de eventos a posteriori, me aterra más, no tengo ganas de irme a la otra (hoja), nunca he tenido ganas de irme a la otra (página) y, sin embargo, necesito explotar, derramar la tinta cargada, dejar huella, algo que prevalezca mi nombre en la eternidad.

Siento placer al escribir, cada vez que me despierto en las madrugadas, ya sea por sed, hambre, ganas de leer, ganas de hacer el amor, ganas de no hacer nada. Es ese placer que proviene del veneno que no solo está matando mi cuerpo (el que existe como materia ahora), sino también de mi alma que está alejando a mi memoria fallida. Estoy olvidando muchos recuerdos, lo cual me da mucha impotencia, por eso escribo: porque me ayuda a controlarlo. A controlar el placer poluto.

viernes, 18 de septiembre de 2009

1 & 2

Coming to a dark end a lighting star showed up in shape of a tiny boy and made my life astonished.

Las noches han obtenido la luz suficiente para que a la mañana siguiente un par de ojos se hagan tan oscuros como el ónix.

Might rivers end as well as oceans might get dry though my loving you will never cease.

Cada tropiezo, aun las sombras adquieren lentitud y las cadenas aprietan hasta el punto de haber creído en una muerte finita.

Just day and night spoke, just they said how deeply you are into my mind, skin and soul.

Restos de lluvia que traes en el hombro. Susurros sobre tus comisuras llevas. Y papeles pintados con la transparencia del sudor.

Feeling lonely not anymore cause your coming into my life.

He creído que tu ausencia me era como el metal que se oxidaba entre la herrumbre ya existente de mi sangre porque día a día tengo que respirar.

Lost in your sea I am .feeling you current dragged into it.

Cuantas veces puedo quedarme con la mente vacía respirando de los vapores tuyos como si para llegar a abrazarte necesitara un par de pensamientos rojos.

Feel of bone and skin when think of you.

Puesta cada gota de sudor sobre los labios lascivos perdí parte de mis recuerdos mientras intentaba cruzar la noche con las ojeras.

My blood start burning when saw you feeling taking to the heaven.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Ausente anillo negro

Hoy es la primera semana que me veo como un vagabundo, parece que no recupero ni los ánimos. Hace cuatro años obtuve un anillo negro hecho de coco que desde ese momento fue una marca particular para formar mi propio perfil y lo demás, era yo si tenía siempre el anillo negro: un rasgo físico más que señalaba en cualquier parte del mundo que era yo, que existía.

El valor emocional de aquel objeto con los años aumentó de una manera insostenible y desmesurada debido a que siempre lo lleve a todas las aventuras que tuve –en algunos casos me lleva hasta la muerte–, corrí, sudé, eyaculé, dormí, nadé, volé, caminé, me ilusioné, me desilusioné, quise, no quise, lloré, reí, bailé, escribí, borré, comí, bebí, libé, abracé, golpeé, me masturbé, saludé, acaricié y más… todo con aquel anillo negro prendido de mi dedo anular derecho y ahora no sé qué me ha ocurrido. O lo sé, sí lo sé: he dejado de existir.

Me suena demasiado absurdo decir que mi existencia dependía de un objeto, pero es algo que lo puedo comprobar. No puedo salir ni a la calle, tengo miedo, siento que todo me amenaza y me desprende la duda de cualquier cosa, no puedo enseñar la mano derecha si no tengo ese rasgo, no lo puedo hacer porque no tengo mi ser, algo que acredite que soy yo con el quien estás hablando o a quién estás leyendo. He cometido una falta grave, le he dado poderes a un objeto inerte, le he otorgado vida, porque la existencia es la vida y si no existo, no estoy viviendo.

Habré soportado hasta dos días sin llevarlo conmigo, sin sentir el calor que emanaba, como si respirara y fuese el hijo que pendía al compás de mi brazo. Sin embargo, es una semana y no tengo señal alguna de su presencia. Estoy buscándome a mí mismo.

La abulia está rondándome desde que dejé de lado el objeto, clava sus asperezas de en cuando e igual, de todos modos, estoy como en un estado de sueño. Tengo ansias por revivir a través de otro objeto que cobije mi existencia.

Mi manera infiel buscó otro objeto para poder sostener de él; todo fue en vano: ya no hacen anillos como ese ahora, tienen otras formas, son irregulares, no son una circunferencia perfecta. Yo quiero otro igual al anterior. No lo puedo encontrar. Es entonces cuando viene a mí unas ganas de vomitar, me alejo un poco para hacerlo. Lloro. No he podido descargar la suficiente impotencia como para estabilizarme y seguir de frente. No he comprado nada, no he adquirido nada porque nada se le parece ahora, quizás emprenderé un viaje más largo del que esperaba, quizás pasen muchos años hasta encontrar un anillo negro igual, quizás nunca lo encuentre… hasta eso, es mejor que retome mis labores y me dirija a la universidad pensando que ahora mi cuerpo será el nuevo objeto en el que existencia se pose y antes buscar mi existencia porque sé que el anillo ha desaparecido aunque mi existencia está vagando por ahí y sólo será trabajo mío encontrarlo en la infinidad del mundo.

Mi vicio...

¿Jugamos Ping-pong?