martes, 14 de julio de 2009

Amorningbell

Como un sonido sale del tambor y comienza a repetirse, los recuerdos extendían sus brazos y me apartaban de la vereda por donde iba jadeante… repetía su nombre.

Espera. Las personas corrían y más yo por llegar puntual a aquella cita, la lluvia acrecentaba su volumen mientras en mi horizonte mental su rostro angustiado copaba hasta los tiempos pretéritos. A una cuadra observé su cabeza, los cabellos mojados –de los pocos que le quedan en la zona frontal– y sus mocasines marrones mojados totalmente. Me sentí un error hecho en un metro sesenta y cuatro, un error que con una sonrisa esperanzadora se volvía en nada.

La noche. Había ansiado estar acompañado para formar una gran fortaleza contra el frío nocturno, poner en ignición cada ladrillo y darle un contundente golpe a los -3º. Fue en segundo, brazos partidos, fue en minutos, piernas tejidas y un relámpago cayó sobre los cerros porque quería complacer a nuestros ojos saltarines; el revés de las pieles, donde se encuentra un pedazo de razón marchita. Me resultó más tranquilo ya que esta no era la primera vez que pasaba por algo así, las cenizas de lo anterior con uno de sus soplidos se fueron a alguna parte del gran universo. Por eso, lo quise más.

Y tendrás. Cuando se aproximaban los tres meses sus brazos quedaron más abiertos, rompieron su mesura y opté por ser sólo voz y letras. Una semana de mutismo. Estaba por saltar a la segunda hasta que no aguanté seguir sin las canciones de su espíritu, sin la candela de sus dedos, sin la exigencia de sus labios, sin el lienzo de sus ojos y volvimos a cruzar miradas: una seria, otra culpable. Del conflicto de hojas secas que tuve, pude sacar en sonidos semillas, las que luego germinaron en un acuerdo maleable para ambos.

Mi calor. Un tintineo dentro del abdomen me hizo reproducir a un alfil engrapado a un peón que nunca podrá ganarle tantas veces como su desnudez.

Repetía su nombre porque no quería que se vaya.
Porque nuevamente me he convertido en una araña sin hilos.
Porque nuevamente he perdido el piso y no me quedan alas.
Porque nuevamente he puesto en reversa.
Porque aquí estoy perdido. Más perdido que allá.
Y la cuerda que me brindó se ha hecho más tibia.

Además no tuve las palabras suficientes para explicarle que no estoy en tiempos para esto.

2 comentarios:

Sayuri dijo...

Hacía mucho que no venia por aquí, y me arrepiento de veras, porque volver a leerte es todo un placer.
Muchos besos mi niño

Tony dijo...

Después de muchas lunas, Sayuri.

Bueno, ahora que saldré de vacaciones podré sentarme a escribirte.

Un abrazo.

Mi vicio...

¿Jugamos Ping-pong?